Colaboración, un recurso empresarial vital
La creación de proyectos e ideas de negocio no puede prescindir de la colaboración.
Cuando se habla de proyectos, nunca la colaboración fue tan importante como hoy para alcanzar los nuevos niveles de competitividad exigidos en las empresas. Si la interacción en sí ya es la propia base de las relaciones humanas, en el universo de los negocios la cuestión se volvió vital. Las encuestas indican que las compañías que operan con base en una metodología formal y apuestan a la gestión de desempeño son más competitivas que las que actúan con menor grado de formalización en los procesos. Por eso, si en el pasado los procesos estructurados y automatizados tenían mucho sentido, su exigencia en el actual mundo de los negocios -mucho más rápido y agresivo- se volvió un factor de supervivencia corporativa. Es en esa ruta pavimentada donde transita la colaboración.
A medida que los procesos se sofistican y las barreras geográficas y de comunicación (que antes separaban a los profesionales cualificados) desaparecen, la realización de proyectos comunes adquirió una dimensión promisoria. Para asegurar su presencia en el mercado, las empresas de todos los tamaños dependen cada vez más de soluciones tecnológicas que viabilicen y perfeccionen la integración entre equipos que sean capaces de apalancar la productividad.
Ante esta situación, es necesario renovar el abordaje tradicional en la creación de aplicativos y portales, que ahora deben ser eficaces y concentrados en el usuario, orientados a la gestión de las informaciones y a la complejidad de la colaboración. Para que los profesionales que trabajan con datos clave alcancen niveles más altos de productividad y las empresas se tornen más ágiles, no basta con capacitar a las personas, es necesario promover un cambio organizacional, con automatización y mejora de procesos.
En ese sentido, la clave del éxito consiste en adoptar herramientas que integren recursos disponibles en la Web 2.0 con sistemas y aplicativos empresariales. El objetivo es establecer un ambiente fértil para desarrollar soluciones que incorporan tecnologías de información (TI) de última generación, basadas siempre que sea posible en estándares abiertos, viabilizando de esta forma la plena unificación de sitios, aplicativos transaccionales y portales empresariales. Todo esto hecho en pro de un consumidor, señor absoluto de las atenciones. No existe un plan B. O las empresas les ofrecen a los clientes una experiencia integrada, participativa y valiosa o se vuelven irrelevantes y pierden mercado.
Para satisfacer esa necesidad rápidamente, el mercado pone a disposición numerosas alternativas, lo que a veces convierte al proceso de elección en un desafío. Generalmente, se puede decir sin temor a equivocarse que la mejor opción es la que les permita a las empresas obtener los mejores resultados con un mínimo de recursos gastados en desarrollo y mantenimiento. Eso pasa por liberar a los gestores, principalmente los de TI, de trabajos rutinarios y operativos, optimizando su precioso tiempo para que puedan extraer de la tecnología los beneficios que amplíen la competitividad en los negocios.
En ese sentido, cualquiera que sea el proveedor de soluciones, se debe ofrecer una única plataforma de portal completa, abierta y administrable que integre recursos, procesos de negocios y aplicativos empresariales; y si fuera posible, operativos a nivel personalizado y en paquete. Estos aplicativos colaborativos y sociales tienen que combinar la búsqueda, la publicación y la gestión del conocimiento. De esta forma, se crea una comunidad independiente de la plataforma que hace que los equipos trabajen juntos dentro de la propia organización o entre organizaciones. Por medio de ricos recursos de interacción, los mejores sistemas empresariales son los que no sólo se conectan sino que hablan el idioma de los usuarios y sus comunidades, aumentando de esta forma el valor corporativo.
-Por Eduardo Lopez, vicepresidente senior de
Aplicaciones de Oracle Latinoamérica
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