Después de un proceso de migración que ha durado diez años y tras cambiar 15.000 PCs de Windows a Linux, Múnich, primera gran ciudad del mundo en migrar todo el software de la administración pública a soluciones abiertas, podría deshacer lo recorrido y regresar al redil de Microsoft.
Según las autoridades muniquesas, las razones de dar marcha atrás son varias: quejas de funcionarios por falta de adaptación a las nuevas herramientas, problemas con la compatibilidad y compartición de documentos… Incluso se desmiente el ahorro que le habría supuesto GNU/Linux a la ciudad, ya que habrían tenido que contratar a programadores para desarrollar software específico.
¿Por qué se produce este cambio de perspectiva ahora, tratándose de un proyecto que se ha extendido a lo largo de diez año? ¿No se podía haber “frenado” antes, siendo los resultados tan malos? La respuesta es ni más ni menos que en Múnich ha habido un cambio de Gobierno la pasada primavera, después de que una formación diferente gobernara durante dos legislaturas. Así, el nuevo Gobierno acusa al anterior de basar el proyecto LiMux en decisiones políticas, y viceversa. Se dice, de hecho, que el nuevo alcalde es “fan” de Microsoft.
Sea como fuere, el Gobierno actual está formado por una coalición de partidos y no todos se han mostrado favorables a echar por tierra el avance de estos años, pero sí de ‘revisionar’ el panorama, poniendo a un grupo de expertos “independientes” a examinar la situación.
Lo que parece claro es que Windows va a volver a las estancias públicas de Múnich; lo que está por verse es si la migración a Linux se tumba por completo o no. Mientras tanto, Microsoft ha trasladado casualmente su sede en Alemania a las afueras de Múnich.