Lo que escribo a continuación, no es una novela, ni es un cuento inventado.
"Mi papá sabe que existo, pero no sabe nada de mi, de mi esposa, ni de sus nietos, de mis gustos, de mis conocidos, de mis sueños, nada de nada."
El tomó la decisión de desertar, cuando le pareció que se estaba haciendo muy viejo, como para seguir siendo un padre. Creo que fue parte de lo que pensó, porque tomó la decisión de seguir su vida al lado de una persona que era 2 años menor que yo.
Pero antes de ello, su trabajo, su ambiente y sus pensamientos, estuvieron por largos períodos, lejos de mi.
Después de 34 años apareció, exigiendo su derecho como "Padre" a una pensión. En el momento enfurecí y tuve el deseo de nunca haberlo conocido.
Cuando lo ví nuevamente en el juzgado, no sentí nada, absolutamente nada.
No había memorias de él, no había sentimientos hacia él, ya no había más rencor a sus decisiones tomadas.
Fue muy simple, no puedes tener rencor, hacia alguién que no conoces.
Desde los 18 años, mi padre ha estado ausente.
Desde hace unos 25 años, simplemente lo aislé de mi mente para evitar más el vacío que había dejado en mi.
En los últimos 15 años, se convirtió en un fantasma.
Y en el último año, no quedó residuo de él. La división había dado como conciente, un número exacto. La ecuación había concluído.
La responsabilidad de ser Padre no es difícil, el término no es el adecuado. Es aterrador. Siempre he llevado conmigo el pensamiento y terror durante años de cometer los errores que cometió mi padre o cometer nuevos y mayores errores.
Hoy, con mis hijos mayores de edad y con su formación profesional universitaria avanzada, desearía que recuerdarán de mi, que siempre intenté ser lo mejor.
No fuí el padre perfecto, eso es casi imposible, pero que recuerden, que siempre intenté ser el mejor.
Feliz día del Padre, para todos aquellos, que decidieron por cuenta propia, no cometer los mismos errores, que cometieron con ustedes.