martes, 16 de marzo de 2010

Wall Street Journal: La Amenaza del Colectivismo Tecnológico Global

Tomado del sitio en español de Wall Street, Por Jaron Lanier

Demasiados de las palabras que generan revuelo en Internet hoy en día –incluidas "Web 2.0", "Cultura abierta", Software gratuito" y la "Larga Cola"– son términos de una nueva clase de colectivismo que ha llegado a dominar la forma en que mucha gente participa en el mundo en línea. La idea de un mundo donde todos puedan expresar su opinión y donde nadie quede sin ser escuchado es muy atractiva. ¿Pero qué pasa si todas las voces que se acumulan terminan ahogándose las unas a las otras?

No hay forma de escapar el colectivismo en nuestro mundo en línea. Si usted realiza una búsqueda sobre casi cualquier tema en línea, por ejemplo, probablemente primero sea conducido a Wikipedia, un esfuerzo colectivo. Google Wave, una nueva herramienta de comunicación que busca reemplazar el e-mail, lo alienta a relativizar fronteras personales al editar lo que otras personas dijeron en una conversación con usted, y pueden observarse mutuamente mientras escriben, por lo que nadie tiene un momento en privado para considerar una idea antes de publicarla. Y si usted escucha música en línea, hay una buena posibilidad de que su audición esté guiada por un análisis estadístico de las preferencias grupales de los escuchas en Internet.

La mayoría de la gente me conoce como el "padre de la tecnología de Realidad Virtual". En los años 80 y 90, yo era un joven científico de computadoras y emprendedor independiente que trabajaba sobre cómo aplicar la realidad virtual a cosas como la simulación quirúrgica. Pero también era parte de un círculo de amigos que intentaban imaginarse cómo encajarían las computadoras en las vidas de las personas, incluido cómo la gente podría ganarse la vida en el futuro. Nuestro sueño se hizo realidad, en parte. Resulta que millones de personas están listas para contribuir en lugar de sentarse de forma pasiva en el sofá a mirar televisión. Por otro lado, cometimos un enorme error al hacer que esas contribuciones no fueran pagas, y a menudo anónimas, porque esas decisiones equivocadas dejaron a la gente sin dignidad. Estoy abatido porque nuestras viejas fantasías se han vuelto tan resguardadas que es difícil lograr que alguien recuerde que hay alternativas a un marco que no funciona.

Este es un problema del colectivismo digital: no deberíamos querer que todo el mundo tenga la cualidad de haber sido diseñado por un comité. Cuando todos colaboran con todo, se genera un resultado aburrido y promedio en todo. No hay innovación.

Si usted quiere promover la creatividad y la excelencia, tiene que introducir algunos límites. Los equipos necesitan cierta privacidad para poder desarrollar enfoques únicos a cualquier clase de competencia. Los científicos necesitan cierto tiempo en privado antes de publicar su trabajo, para ordenar sus resultados. Hacer que todo sea abierto todo el tiempo crea lo que llamo sensiblería global.

Hay un dogma dominante en la cultura en línea del momento en que los colectivos producen el mejor material, pero aún no se ha probado que sea cierto. Los ejemplos más sofisticados, influyentes y lucrativos de código informático –como los algoritmos de ranking de página en los motores de búsqueda más populares o el Flash de Adobe– siempre resultan ser los resultados de desarrollo patentado. De hecho, el adorado iPhone salió de lo que muchos consideran la tienda de desarrollo de software más cerrada y más tiránicamente administrada en el planeta.

En realidad, Silicon Valley es remarcablemente bueno para no cometer errores de colectivización cuando nuestras propias fortunas están en juego. Si usted sugiriera que, por ejemplo, Google, Apple y Microsoft fueran fusionadas para que todos sus ingenieros fueran sumados a un proyecto gigante al estilo de wiki, bueno, lo echarían de Silicon Valley a las carcajadas con tanta rapidez que no tendría tiempo de enviar un tweet al respecto. Lo mismo ocurriría si le sugiriera a una de las grandes firmas de inversión de capital de riesgo que todas las empresas nuevas que financian fueran fusionadas en una operación colectiva única.

Pero este es exactamente el tipo de error que se produce con algunos de los proyectos más influyentes en nuestra cultura, y en última instancia nuestra economía.

El colectivismo digital puede parece participatorio y democrático, pero nos empuja a un rincón del que deberemos idear un escape incómodo. Me parece extraño que esto no sea obvio para muchos de mis colegas de Silicon Valley.

Estados Unidos tomó una decisión fatídica a fines del siglo XX, el ceder de forma rutinaria la manufactura y otros trabajos del mundo físico a competidores extranjeros para que pudiésemos enfocarnos más en actividades lucrativas, confortables e intelectuales como el diseño, el entretenimiento y la creación de otros tipos de propiedad intelectual. Este esquema aún funciona para ciertos productos que siguen dentro de un sistema de control patentado, como el iPhone de Apple.

Desafortunadamente, también tomamos otra decisión a la vez: que la misma idea de la propiedad intelectual impide que la información fluya y se comparta. Durante la última década, muchos nos alegramos cuando mucho software, música y noticias se volvieron gratuitos, pero nos estábamos pegando un tiro a nuestros pies colectivos.

Por un lado queremos evitar el trabajo físico y en cambio beneficiarnos de la propiedad intelectual. Por el otro, socavamos la propiedad intelectual de forma tal que la información pueda circular de forma gratuita, o más bien como carnada para publicidad. Esa es una fórmula que no deja ninguna forma en la que nuestro país se pueda ganar la vida a largo plazo.

El paradigma "abierto" se apoya en la asunción de que la forma de progresar es regalar el trabajo de nuestro intelecto –su música, escritura, código de computadora y demás– y ganar aprobación en lugar de dinero. Entonces se supone que supuestamente se recibe compensación porque su cuota ocasional de reconocimiento en línea lo ayudará a conseguir algún tipo de trabajo menos cerebral que puede ganar dinero. Por ejemplo, quizás puede vender camisetas de su propia marca.

Ya transcurrió más de una década desde que comenzó esta utopía de compartir sin dinero de por medio y casi todos los que hacen esa clase de trabajo que ha sido colectivizado en línea se está volviendo más pobres. Hay sólo un pequeño puñado de escritores o músicos que de hecho ganan dinero con la nueva utopía, por ejemplo. Casi todo el resto se vuelve más parecido a un campesino con cada día que pasa.

Y empeorará. Antes de que pase demasiado tiempo, –en 10 años, me imagino– robots domésticos baratos podrán fabricar camisetas a partir de diseños gratuitos bajados de Internet. Cuando llegue ese día, entonces el diseño de una camiseta no será más valioso que la música grabada hoy.

El robot que fabrica camisetas es sólo un ejemplo de un principio general. A medida que la tecnología mejora, más y más empleos esencialmente se verán amenazados, al igual que los empleos actuales para los periodistas o los músicos.

Uno de los puntos buenos en el panorama de empleo de EE.UU. se encuentra en los empleos para el cuidado de la salud, como los relacionados al cuidado de ancianos. Pero los japoneses están desarrollando robots médicos para anticiparse a las necesidades de su población que envejece. Cuando esos robots se vuelvan buenos y baratos, lo que probablemente ocurra dentro de las próximas dos décadas, muchos empleos en el sector de la salud en EE.UU. o desaparecerán o se volverán mucho peor pagos.

Las cosas no deberían ser así. Se supone que la tecnología que mejora debe crear empleos más confortables y cerebrales para las personas. Cierto tipo de sistema de propiedad intelectual es la única forma en que los estadounidenses, o la gente en cualquier lado, puede ganar dinero a largo, largo plazo, a medida que la tecnología se vuelve muy buena.

Los dueños de grandes recursos informáticos en Internet, como Google, podrán ganar dinero con el enfoque abierto durante mucho tiempo, por supuesto, al vender avisos, pero a las personas de clase media les pedirán cada vez más que acepten una dieta sólo de felicitaciones. Nadie debería sentirse aislado de esta tendencia. La pobreza encuentra la forma de gotear. Una vez que todos estén sumados, ¿que quedará para ser publicitado?

Demasiado a menudo, una perspectiva juvenil cae presa de la falacia del colectivismo. Yo mismo caí presa de ella. Cuando tenía poco más de 20 años, vivía en viviendas colectivas y era miembro de cooperativas alimenticias, como la mayoría de mis amigos. Ahora recuerdo esas cosas como una diversión inofensiva, más una forma de extender la experiencia de la niñez que un intento de revolución.

La fascinación juvenil con el colectivismo en es parte simplemente una forma de hacer algo frente a lo que se percibe como "injusticia". Si todos comparten, entonces una persona joven que llega a escena de cero no tendrá menos que una persona mayor que tiene más años en el juego.

Esto es todo inofensivo, pero el patrón puede ser manipulado de formas peligrosas. No quiero que nuestra gente joven sea agregada, ni siquiera por un sitio benevolente de redes sociales. Quiero que se desarrollen como individuos feroces, y que se ganen la vida al hacer exactamente eso. Cuando trabajen juntos, espero que lo hagan en equipos competitivos y genuinamente distintivos para que puedan obtener repercusiones honestas y crear innovaciones relevantes que ganen lealtades, en lugar de pasar todo su tiempo pensando tácticas para complacer a los demás en busca de felicitaciones. Esto no es sólo para que ellos y sus hijos sean exitosos, sino para que no se conviertan en una masa, que, como la historia no ha demostrado una y otra vez, es una vulnerabilidad de la naturaleza humana.

Jaron Lanier es conocido como el padre de la tecnología de realidad virtual y trabajó en la interfaz entre la ciencia de la computación y la medicina, la física y la neurociencia. Este ensayo está adaptado de su libro "Usted no es un gadget", próximo a publicarse.

1 comentario:

  1. hola padre vargas mi nombre es carlos y quiero comentarle sobre la salud de miabuela puesto que ella sufre de la inestabilidad de la presion, dialisis peritonial puesto que sus riñones dejaron de funcionar por que se secaron y entre otras el azucar alta. entonses mi interes es si existe alguna cura para ello o un tratamiento que pueda mejorar su calidad de vida gracias por su atencion.

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